Preciosa historia de amor que nos demuestra que la belleza del ser humano es su diversidad y aceptación.
Cuando Illan y Carolina nos contactaron para fotografiar su boda, faltaban solo 2 meses para el gran día. Al principio, dudamos debido al corto plazo, pero al revisar la agenda y ver que teníamos esa semana libre, aceptamos. Por supuesto, acordamos encontrarnos para tomar un café ( mira aquí porque lo del café) y discutir todos los detalles.
Al entrar a la cafetería, Carolina nos saludó como si nos conociera de toda la vida, rompiendo el hielo de inmediato nos presentamos mutuamente, Carolina muy habladora, llevó la conversación mientras Illan, más callado, parecía ser más tímido. Carolina mencionó que ambos tenían el Síndrome de Asperger, algo que yo, familiarizado con el espectro autista en mi propia familia, encontré fascinante. Pensé en el viaje que estos chicos tuvieron que atravesar para dar este paso tan significativo, enfrentándose no solo a sus propias limitaciones, sino también a las expectativas de quienes dudaban de su capacidad para tomar decisiones y amar.
La charla fue muy amena, y lo que más me sorprendió fue la sinceridad con la que se expresaban, desearía que más gente pudiera hablar con esa honestidad. Esto me inspiró a abordar la boda como si fuera la primera y la única, con el deseo de capturar todo el camino recorrido en hermosas fotografías, para que ellos conservaran los mejores recuerdos.
Llegó el día de la boda en el Hotel Rey Don Jaime de Castelldefels, un lugar hermoso con vistas impresionantes de la costa mediterránea. Llegamos temprano, preparamos todo y solo quedaba esperar a que ellos entraran en escena, el día era perfecto, la luz natural era preciosa, y las escenas que mi cámara capturaba fluían naturalmente. Mientras tomaba las fotos, escuchaba la historia de amor de Illan y Carolina contada por amigos y familiares no me equivoqué: habían enfrentado numerosos desafíos, desde lograr la aceptación de su amor hasta demostrar su autosuficiencia. Él hablaba inglés y tenía un trabajo estable, mientras que ella era una artista que creaba y vendía diseños por internet.
La boda transcurrió entre sonrisas, lágrimas de alegría y rostros satisfechos. La gente compartía su felicidad por Illan y Carolina. Como alguien que valora aprender de experiencias, entendí que las barreras, prejuicios y miedos solo se superan con la llama que siempre arde en nuestro pecho, ya sea llamada energía, fuerza o Amor. Que esa llama siga ardiendo en el pecho de estos valientes que lucharon por su amor y lo conquistaron.