Siempre he pensado en el pequeño temor que algunas familias sienten al contratar a un fotógrafo profesional para sus recuerdos, lo sé porque muchos clientes me lo han confesado después de la sesión, no sabían cómo posar, tenían dudas sobre las fotos porque no conocían bien al fotógrafo, el día no parecía perfecto, o simplemente temían que no les gustaran los resultados. Por eso, cuando los clientes llegan para la sesión los hacemos sentir relajados, les decimos que no pasa nada si algún gesto no sale perfecto, que entendemos que no son modelos, sino personas como nosotros. Precisamente por eso, estamos preparados para que su sesión fotográfica sea divertida y sin presión ni temores.